domingo, 9 de octubre de 2011

La danza de los osos

Los osos danzan al son de las estrellas. ¿Recuerdas? La Quijotina sabe. Bailemos nosotros también aunque arrastres una pierna. Mira, allí va una hada fugaz. ¿Qué deseas? Es cierto, es mejor no decirlo. Sigamos bailando. Ayer te soñé, reías estrepitosamente y asustabas a mi hermana menor. Yo le invitaba una fresa. Ella nos miraba desconfiada. Por ánimo de provocación, yo imitaba tu risa y haciamos que las ventanas convulsionasen. Qué risotadas de tan mal gusto, pero qué alegría tan buena. Deberiamos ser así siempre, pero sin el deber. ¿Quieres seguir bailando? La música no podría acabarse pues no hay música, simplemente te sigo en cada sístole y diástole. Tu corazón es mi estrella. Tengo planos para el futuro pero los he cambiado todos por un manojo de azucenas. Ahora en mi sala el olor de estas flores ha penetrado hasta en el teléfono. Se está bien así. Con las manos vacías y la sonrisa llena. Bailemos y sigamos bailando. Que tu corazón es mi estrella.

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