domingo, 6 de noviembre de 2011

Mi piedra alada

En un inesperado paseo por la playa, lo encontré. Yo avanzaba con mucho cuidado, viendo sobre qué caminar, ubicando las piedras más grandes para pisar sobre ellas, así intentaba que no me traicionasen los zapatos de taco alto. Y, entonces, apareció. Un cangrejito en rictus mortal sobre una piedra negra. Me provocó ternura. La posición en que se encontraba su cuerpo, recogido hacia el cielo, de cara al mar, tenía algo que proyectaba dignidad y desasosiego. El sol había secado sus restos y había desvanecido cualquier rastro de color, estaba muy pálido. El contraste con la piedra negra resultaba lírico. Los tomé a ambos, crustáceo y piedra. Ligeramente incliné la piedra para dejar caer al cangrejito muerto sobre la palma de mi mano, pero el cangrejito no cayó. Estaba adosado a la piedra negra. Me estremecí. Él no murió solo, encontró ese pedazo de mundo y se adhirió a él con fuerza. Porque todo es mejor que la soledad. Mucho más si se ha de enfrentar la muerte. Ahora yo estaba convencida de que algo en común teníamos.

Con la piedra y el cangrejito salimos de la playa e iniciamos nuestro recorrido hacia la civilización. A unos pocos pasos, la piedra se tornó húmeda. Se deshacía en llanto. ¿Por qué llorar le dije? El cangrejito también empezó a desprender líquido. Ambos eran un mar de desconsuelo. Nos detuvimos en una cafetería. Algo le pasaba a mi piedra crustáceo. Hice girar la piedra y, esta vez, el cangrejito cayó. Se había desprendido. “No lloren”. “Calma”. “Ambos”. Pero no pude apaciguarlos. Recordé entonces que yo también fui un cangrejito y que yo también tuve una piedra negra a la cual me adherí vivamente, con las patas, con el abdomen y con todo lo que mi alma le permitió a mi cuerpo...

En la cafetería, nadie pudo apaciguarnos.

4 comentarios:

Quintín Coronado dijo...

Me gusta este texto, amiga. Un abrazo.

Agnes dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Agnes dijo...

Es tanta mi algarabía que no sé qué decir ^^

Quintín Coronado dijo...

Calmaos calmaos!!! jaja. La alegoría es buena. La celebro.