jueves, 24 de mayo de 2012

enfocando mis pensamientos desenfocados

Controlar mis miedos… ser impasible como alguna vez un él dijo que esta ella podía ser… ser una cruel mujer sensible… Pero no. Los años a algunos los vuelven sabios, a otros cínicos y a otros, en el peor de los casos, cursis. Y maldigo las pecanas pues a ellas culpo. Me he vuelto una cursi. Ya no es tan fácil hacer y ser como en el origen todo fue. Ahora ya no. No deja de ser interesante, no deja de gustarme, es tan solo que ahora soy una cursi. No es el pasado el que pesa. Tengo pésima memoria y cuando quiero recordar algo que fue muy importante para mí, se me van las fechas, los lugares, los colores y hasta los nombres. Quedan sentimientos aproximados y me aferro a ellos, porque soy en base a cada momento. Pero ya no pesa. Son dibujos al acuarela. Lo que veces sí pesa es el futuro que tenía imaginado… Y nada, hay que volver a andar. Y felizmente, tengo pésima memoria. Aunque hay algo que no olvido. Aun tengo complejo de abandono y lloro en las noches y desespero en las tardes y en las mañanas me invento. Y busco a alguien con quien hablar del tema que sea. Siempre digo que tu fuga de la casa desarrolló mi resiliencia, pero no es del todo cierto. Me dolió tanto. Y no recuerdo cuantos años tenía, ya lo dije, tengo pésima memoria. Creo que eran 15, no lo sé, lo que recuerdo es el dolor y una chompa que tenía tu perfume. La resiliencia la desarrollé en el camino, hubiese querido que estuvieses junto a mi mujer no madre y sin embargo tan madre. Camino cuando desespero, es una forma de despejarme. Corro con las nubes y silbo con el viento. Y me he vuelto una cursi. Y tú corazón coraza dices que necesitas a alguien que te quiera y de inmediato. Es un asalto. Arriba las arterias, corazón desarmado. Y como quien decide qué cenará, yo he decidido quererte. Pero soy ahora una cursi y no entiendes. ¿Puedo yo entender por ambos? Intento controlar mis miedos, y es que no puedo ir por la vida temblando. Ya me dijo Chema “que barbaridad, mujer, a cada rato te asustas”. Y vuelvo a sentarme. “Respira” dice Carlos Mario. “Técnica pilates” dice Carlos Mario. Y siento que me ahogo. Te quiero, corazón coraza, y voy a apostar a ti, por sonrisa y por dolor. Porque soy una cursi y me dejas sin palabra con un cerdito volador y un conejo super conejo. Porque tengo trauma de abandono de una no madre y sin embargo tan madre y tú no sabes y me ahogo y vuelvo a correr y tengo intenciones de ser Houdini. Pero tengo 27 años y una vida que no es un canto pero es marravillosa. Y soy la persona triste más alegre del mundo. Cuando tiemblo, cuando corro, cuando desespero… a tan solo unos minutos del estallido, me rearmo y sonrío. El cerdito volador me observa y su naturaleza blanda me apacigua. Ya lo dije, soy una cursi. Mi corazón se ha rendido. Confío en ti, intento confiar en mí y aunque mañana vuelva a desesperar y tiemble y los sueños solo sueños sean, por sobre y a más de todo, confío en que el futuro se reinventa con cada una de mis sonrisas.

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