Hoy debería de escribir un cuento, tengo en la libretita unas 10 ideas sobre cosas de las que quiero fabular, pero estoy alborotada y la desconcentración me gana. Y aunque mis cuentitos no sean de lo más pulidos, les dedico su tiempo para hacerlos nacer, desde que asoman de la nada, se mecen, coquetean unos días hasta que finalmente se rinden a la expresión menos infame. Hace buen tiempo que no escribo y las ideas se han ido sumando. En particular tres están desesperadas y me desesperan. El de las cucarachas me tiene como agua para chocolate, el del que somos robots y no lo sabemos me golpea en el diente y el de mi doble está que me abraza la pierna. Sin embargo no puedo escribirlos aun. Siguen ahí a la espera y me miran con desdén por aplazarles. Con la miradita de "tú te lo pierdes".
Lo lamento, pero no puedo evitarlo, es abril que llega y me alborota. Es abril que llegó antes del día de mañana para ajustar mis premuras y descorrer las cortinas de lo censurado. Todo es posible y está a tan solo la distancia de estirar uno de mis brazos. Se me ha anunciado en un sueño.
No hay tiempo, como la Alicia del conejo corro y corro tras nuevas puertas. Me deslizo entre ellas. Voy rápido y parece que voy en patines. No los veo pero sé que ahí están. Tras cada puerta alguien me espera, sabe mi nombre y mi razón social, me entrega una cartón multicolor y me felicita por los patines que no ve pero que sabe llevo puestos y me calzan muy bien. Tras la última puerta, una fiesta. Todos están con disfraces y traen máscaras. Me apena, no estás ataviada para la ocasión, pero sonrío. Mi sonrisa es mi máscara. Y así, saludo a todos, bailo, como y bebo sin estar invitada, pero muy cómoda pues nadie me invita a retirarme. Es abril que me relaja y no hay más bien que estar y existir. Bailo, sonrío, bailo. Mi alegría inquieta y hasta incomoda a quien le es ajena. Descuide, este es un hecho fortuito. Pronto me verá triste para su placer. Pero hoy no, es abril, usted entienda. Despierto
Despierto y exclamo:
Es abriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiil, ¿me escuchan? A B R I L.
Y este abril se las trae.
Nos reuniremos los que somos desde hace una década. Seres de materia esquiva que adoro porque son de la misma materia que la mía y de mil matices. Tan distintos como iguales. Los quiero tanto como me quiero y más. Es lo que me cabe en cada sístole y diástole. Es abril. Y ya veo la puerta que atravesaré en patines para encontrarlos a todos. Mis manías de organización no podrán arruinar esto. Abril, no lo permitas. Abril, mes querido, mes del que me desprendo y en el que me entiendo, protégeme de mí misma, permíteme ser tú por un día, generoso y de ligero caminar, para venir, dar e irte sin ruidos, sin comparsa. Abril, despéiname todo lo que quieras, estoy a tu merced.
Mis cuentos que aun no nacen serán tus cuentos al nacer, mis sueños ocultos bajo el telar verde, mis miedos paranoicos, mis bajos y supremos deseos, hasta mis insomnios y jaquecas, lo mejor y lo peor de mí, todo en un bolsa de algodón pardo para ti. Tú que quisieras experimentar lo que es humanidad, te concedo lo único a lo que puedo llamar mío. Solo te pido ser tú en un día glorioso. Un día que se llame abril. Un abril arrebatado que en un solo día consume diez años.
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